El Gran Truco (2006)

Ficha Técnica:

Título original: The Prestige

Año: 2006

Duración: 135 min.

País:  Estados Unidos

Director: Christopher Nolan

Reparto: Hugh Jackman, Christian Bale, Michael Caine, Scarlett Johansson, David Bowie, Piper Perabo

Género: Intriga | Fantástico | Thriller

Sinopsis:

Un par de magos compañeros terminan siendo rivales luego de que uno de sus trucos tuviera un desenlace trágico y comenzara una competencia en cada uno de los pasos que dan a lo largo de su carrera y su vida, terminando en algo muy parecido a la obsesión. Chantajeando, siguiendo y descubriendo el uno al otro buscarán boicotear la vida de su rival a como dé lugar, en ocasiones pagando precios bastante elevados en esta lucha de inteligencias por demostrar quién es el mejor.

Crítica:

De las películas que Christopher Nolan dirigió antes de su aclamada trilogía de Batman, así como antes de que los actores Hugh Jackman, Christian Bale tuvieran sus papeles tan conocidos. Una muy buena película que parece hecha a la “antigua” y se notan las pinceladas que Nolan presenta en todas sus películas y su estilo tan característico.

A pesar de que trata sobre magia, ésta termina siendo secundaria, quedando en primer plano el drama que protagonizan los dos magos. Es un estira y afloja bastante entretenido y con vueltas de tuerca que llenan de expectativa mientras va progresando la historia. El desarrollo de la trama es envolvente e interesante, muy coherente e inteligente y tiene una progresión temporal que no envidia en absoluto a cualquier otro guión.

Los trabajos de representación son impecables y el diseño de personajes es de muy alta calidad, puntos clave en toda digna película de este director. Los protagonistas respetan su papel y sus diferencias resultan notorias, los secundarios realmente adornan y aportan a la trama desde su posición.

En el aspecto técnico no cabe la menor duda la participación de Nolan como jefe. Excelentes juegos de cámara, iluminación penetrante, musicalización pertinente,  vestuario adecuado y realista, los escenarios están llenos de detalles, los extras se ven realmente involucrados y es una película visualmente muy atractiva.

Excelente película. Si te gusta el trabajo de este director, buscar una historia interesante e inteligente o si quieres disfrutar de algo digerible cercano a una obra de arte, esta es la película adecuada.

Comentarios:

La culminación de la historia se divide en dos actos: un asesinato y el cumplimiento de la pena de muerte. Nada, ni mucho odio ni venganza, justifica en algún momento el homicidio. El debate moral que se produce sobre institucionalizar la pena de muerte y las consecuencias de esto continúa hasta nuestros días. Partir desde la premisa en la que no somos nosotros quién damos la vida y por ende, no tenemos el derecho de quitarla bajo ninguna circunstancia sería un buen punto de partida.

La infidelidad, aún siendo explicada al final de la historia, ocupa un par de escenas y es bien vista, como un defecto del protagonista. Es peligroso y triste ver cómo la mayoría de los problemas de la sociedad se ocasionan por la destrucción de la familia y el divorcio. Una de las principales razones es precisamente el adulterio, que cada vez es menos penalizado y en ocasiones incitado. Hay que dejar en claro que el matrimonio es un sacramento y como tal se debe mirar tanto de forma humana como divina. Se debe respetar a la pareja y la monogamia no es un castigo, sino una entrega completa que debe perdurar toda la vida; no hasta que haya problemas o unas piernas más lindas se atraviesen en nuestro camino. No sobra mencionar, que la sexualidad no es para satisfacer nuestros instintos y apetitos animales, sino para manifestar de forma física un amor y una unión.

Las mentiras que ocupan un lugar privilegiado en este filme nos recuerdan que no hay como la libertad de la verdad y que el camino de la falsedad terminará golpeando al mentiroso. La tranquilidad y sinceridad son beneficios de la persona que es capaz de transmitir a otros la realidad y los actos, consciente de su responsabilidad y por el bien del otro. Con pequeños detalles (“mentiras piadosas”) olvidamos que el pecado es pecado sin importar qué tan blanco o negro queramos pintarlo y que las cosas superfluas terminan generando problemas más profundos.

“La venganza mata el alma y la envenena” decía Chespirito y en esta historia se le da por completo la razón. El rencor que cada cual por sus razones sentía por su rival los llevó a destruir sus vidas y lo que pudo haber terminado como dos caminos sanos, felices y realizados acabó en tragedia por el deseo incontrolado de ver sufrir al otro. El perdón tiene que ser una práctica común en nuestra vida, por nuestra paz y tranquilidad, así como nuestro avance en el recorrido; recordemos que no somos nadie para juzgar al otro, que tenemos muchas cosas por las que pedir perdón nosotros y que no estamos seguros qué tan bajo caeremos el día de mañana: “perdónanos como nosotros perdonamos”, nosotros mismos seremos la medida de nuestra salvación.

La “cobardía de la valentía” se puede ejemplificar de manera sencilla con el nudo que la mujer se creyó capaz de deshacer muy fácilmente. A pesar de detectar el temor que sentía, ella no fue lo suficientemente fuerte como para aceptar que no era apta. El riesgo le salió bastante caro, como nos ocurre a nosotros. Entre más lejos la batalla más fácil de ganar, si a tentación nos referimos. Muchos problemas se solucionan si aceptamos nuestra naturaleza humana y marcamos una línea límite para el mal, nótese que no se aprueba sucumbir ante la tentación, sino alejarnos lo más posible de ella en los puntos que conocemos como débiles. Ahora bien, la tentación no es mala, sino en la medida de nuestra fortaleza es una respuesta de lucha y demostramos el amor a Dios al no sucumbir ante las fuerzas del pecado, que llevan a desobedecerlo y alejarnos de él; en lugar de condenar la tentación se reza que no se nos deje caer en ella.

Involucrar a la niña en los juegos y problemas existenciales de los padres es algo realista que desgraciadamente ocurre en la sociedad actual con demasiada cotidianeidad. Las crisis y depresiones que los hijos de padres divorciados, los traumas por drogadictos y alcohólicos que no saben criar adecuadamente a sus hijos y la delincuencia y desórdenes sociales generados por el descuido de la educación en las casas son claros ejemplos y habrían de llamar la atención para el papel que están teniendo tanto hijos como padres.

Me basaré en la doble vida que revela uno de los protagonistas para una alegoría directa a lo que nos encontramos en la vida cotidiana o incluso en la Iglesia. Es más que común encontrarnos con personas que tienen una faceta puritana y virtuosa mientras se encuentran en el templo o con un grupo cristiano: sin embargo, en la vida cotidiana son incapaces de perpetuar con el compromiso que ello representaría, terminando en una mezcla mediocre que tarde o temprano manchará la reputación e integridad moral del involucrado y la Institución. A los tibios los vomita, es una decisión difícil e incluso con las trabas en el transcurso pareciera no valer la pena, pero sin duda, el camino del bien es el que lleva a Dios y eso, sí vale la pena.  

: Una muy buena película (memorable, de visión obligatoria, méritos apreciables).

Tráiler: