| Ten piedad de nosotros, Dios, dueño de todas las cosas, mira y siembra tu temor sobre todas las naciones. |
| Alza tu mano contra las naciones extranjeras, para que reconozcan tu señorío. |
| Como ante ellas te has mostrado santo con nosotros, así ante nosotros muéstrate grande con ellas. |
| Que te reconozcan, como nosotros hemos reconocido que no hay Dios fuera de ti, Señor. |
| Renueva las señales, repite tus maravillas, glorifica tu mano y tu brazo derecho. |
| Despierta tu furor y derrama tu ira, extermina al adversario, aniquila al enemigo. |
| Acelera la hora, recuerda el juramento, y que se publiquen tus grandezas. |
| Que el fuego de la ira devore al que se escape, y los que hacen daño a tu pueblo hallen la perdición. |
| Aplasta la cabeza de los jefes enemigos, que dicen: Nadie más que nosotros. |
| Congrega todas las tribus de Jacob, dales su heredad como al principio. |
| Ten piedad, Señor, del pueblo llamado con tu nombre, de Israel, a quien igualaste con el primogénito. |
| Ten compasión de tu santa ciudad, de Jerusalén, lugar de tu reposo. |
| Llena a Sión de tu alabanza, y de tu gloria tu santuario. |
| Da testimonio a tus primeras criaturas, mantén las profecías dichas en tu nombre. |
| Da su recompensa a los que te aguardan, y que tus profetas queden acreditados. |
| Escucha, Señor, la súplica de tus siervos, según la bendición de Aarón sobre tu pueblo. |
| Y todos los de la tierra reconozcan que tú eres el Señor, el Dios eterno. |
| Todo alimento traga el vientre, pero unos alimentos son mejores que otros. |
| El paladar distingue por el gusto la carne de caza, así el corazón inteligente las palabras mentirosas. |
| El corazón perverso da tristeza, pero el hombre de experiencia le da su merecido. |
| A cualquier marido acepta la mujer, pero unas hijas son mejores que otras. |
| La belleza de la mujer recrea la mirada, y el hombre la desea más que ninguna cosa. |
| Si en su lengua hay ternura y mansedumbre, su marido ya no es como los demás hombres. |
| El que adquiere una mujer, adquiere el comienzo de la fortuna,una ayuda semejante a él y columna de apoyo. |
| Donde no hay valla, la propiedad es saqueada, donde no hay mujer, gime un hombre a la deriva. |
| ¿Quién se fiará del ladrón ágil que salta de ciudad en ciudad? |
| Así tampoco del hombre que no tiene nido y que se alberga donde la noche le sorprende. |
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