| Pero de lo que sigue no te avergüences, y no peques por tener acepción de personas: |
| de la ley del Altísimo y de su alianza, del juicio que justifica a los impíos, |
| de contar con compañero de viaje, de dar la herencia a compañeros, |
| de la exactitud de balanzas y pesas, de obtener grandes y pequeñas ganancias, |
| de provecho en la venta a comerciantes, de la copiosa instrucción de los hijos, de ensangrentar las costillas de un mal siervo. |
| Con mujer mala es bueno usar el sello, y, donde hay muchas manos, echa la llave. |
| Lo que entregues, hazlo con cuenta y medida, el haber y el debe, sea todo por escrito. |
| No te avergüences de enseñar al tonto y al necio, y al viejo acabado juzgado como joven.Serás entonces de verdad educado, y estimado de todo viviente. |
| Una hija es para el padre un secreto desvelo, aleja el sueño la inquietud por ella.En su juventud, miedo a que se le pase la edad, si está casada, a que sea aborrecida. |
| Cuando virgen, no sea mancillada y en la casa paterna quede encinta.Cuando casada, a que sea infiel, cohabitando, a que sea estéril. |
| Sobre la hija desenvuelta refuerza la vigilancia, no sea que te haga la irrisión de tus enemigos, comidilla en la ciudad, corrillos en el pueblo, y ante el vulgo espeso te avergüence. |
| De ningún hombre te quedes mirando la belleza, y entre mujeres no te sientes. |
| Porque de los vestidos sale la polilla, y de la mujer la malicia femenina. |
| Vale más maldad de hombre que bondad de mujer, la mujer cubre de vergüenza y oprobio. |
| Voy a evocar las obras del Señor, lo que tengo visto contaré.Por las palabras del Señor fueron hechas sus obras, y la creación está sometida a su voluntad. |
| El sol mira a todo iluminándolo, de la gloria del Señor está llena su obra. |
| No son capaces los Santos del Señor de contar todas sus maravillas, que firmemente estableció el Señor omnipotente, para que en su gloria el universo subsistiera. |
| El sondea el abismo y el corazón humano, y sus secretos cálculos penetra.Pues el Altísimo todo saber conoce, y fija sus ojos en las señales de los tiempos. |
| Anuncia lo pasado y lo futuro, y descubre las huellas de las cosas secretas. |
| No se le escapa ningún pensamiento, ni una palabra se le oculta. |
| Las grandezas de su sabiduría las puso en orden, porque él es antes de la eternidad y por la eternidad; nada le ha sido añadido ni quitado, y de ningún consejero necesita. |
| ¡Qué amables son todas sus obras!: como una centella hay que contemplarlas. |
| Todo esto vive y permanece eternamente, para cualquier menester todo obedece. |
| Todas las cosas de dos en dos, una frente a otra, y nada ha hecho deficiente. |
| Cada cosa afirma la excelencia de la otra, ¿quién se hartará de contemplar su gloria? |
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