| ¡Ay de la ciudad sanguinaria, mentira toda ella, llena de rapiña, de incesante pillaje! |
| ¡Chasquido de látigos, estrépito de ruedas! ¡Caballos que galopan, carros que saltan, |
| caballería que avanza, llamear de espadas, centellear de lanzas... multitud de heridos, montones de muertos, cadáveres sin fin, cadáveres en los que se tropieza! |
| Es por las muchas prostituciones de la prostituta, bella de gracia y maestra en sortilegios, que vendía a las naciones con sus prostituciones y a los pueblos con sus sortilegios. |
| Aquí estoy contra ti - oráculo de Yahveh Sebaot -: voy a alzar tus faldas hasta tu cara, mostraré a las naciones tu desnudez, a los reinos tu vergüenza. |
| Arrojaré inmundicia sobre ti, te deshonraré y te pondré como espectáculo. |
| Y sucederá que todo el que te vea huirá de ti y dirá: ¡asolada está Nínive! ¿Quién tendrá piedad de ella? ¿Dónde buscarte consoladores? |
| ¿Eres acaso tú mejor que No Amón, la asentada entre los Nilos, (rodeada de aguas), cuya barrera era el mar, cuya muralla las aguas? |
| Etiopía y Egipto eran su fuerza que no tenía límite;Put y los libios venían en su ayuda. |
| También ella fue al destierro, al cautiverio partió, también sus niños fueron estrellados en el cruce de todas las calles; se echaron suertes sobre sus notables, y todos sus grandes fueron aherrojados con cadenas. |
| También tú quedarás ebria, serás ésa que se esconde, también tú buscarás un refugio contra el enemigo. |
| Todas tus fortalezas son higueras cargadas de brevas: si se las sacude, caen en la boca de quien va a comerlas. |
| He ahí a tu pueblo: mujeres en medio de ti; a tus enemigos se abren enteras las puertas de tu país, el fuego ha devorado tus cerrojos. |
| Sácate agua para el asedio, refuerza tus fortalezas, métete en la arcilla, pisa el mortero, toma el molde de ladrillos. |
| Allí el fuego te consumirá, la espada te exterminará, (te devorará como el pulgón.)Multiplícate como el pulgón, multiplícate como la langosta; |
| multiplica tus mercaderes más que las estrellas del cielo, se despliegan los pulgones y se vuelan, |
| tus guardias como langostas, y tus escribas como enjambres de insectos, que se posan en las tapias en un día de frío; sale el sol y se van, y nadie sabe dónde. ¡Ay, cómo están |
| dormidos tus pastores, rey de Asur!Dormitan tus capitanes, tu pueblo está disperso por los montes, y no hay quien los reúna. |
| ¡No hay remedio para tu herida, incurable es tu llaga!Todos los que noticia de ti oyen baten palmas sobre ti; pues ¿sobre quién no pasó sin tregua tu maldad |
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