| Elifaz de Temán tomó la palabra y dijo: |
| Si se intentara hablarte, ¿lo soportarías?Pero ¿quién puede contener sus palabras? |
| Mira, tú dabas lección a mucha gente, infundías vigor a las manos caídas; |
| tus razones sostenían al que vacilaba, robustecías las rodillas endebles. |
| Y ahora que otro tanto te toca, te deprimes, te alcanza el golpe a ti, y todo te turbas. |
| ¿No es tu confianza la piedad, y tu esperanza tu conducta intachable? |
| ¡Recuerda! ¿Qué inocente jamás ha perecido? ¿dónde han sido los justos extirpados? |
| Así lo he visto: los que labran maldad y siembran vejación, eso cosechan. |
| Bajo el aliento de Dios perecen éstos, desaparecen al soplo de su ira. |
| Ruge el león, brama la leona, mas los dientes de los leoncillos quedan rotos. |
| Perece el león falto de presa, y los cachorros de la leona se dispersan. |
| A mí se me ha dicho furtivamente una palabra, mi oído ha percibido su susurro. |
| En las pesadillas por las visiones de la noche, cuando a los hombres el letargo invade, |
| un temblor me entró, un escalofrío, que estremeció todos mis huesos... |
| Se escurre un soplo por mi rostro, eriza los pelos de mi carne. |
| Alguien surge... no puedo reconocer su cara; una imagen delante de mis ojos.Silencio..., después oigo una voz: |
| ¿Es justo ante Dios algún mortal? ¿ante su Hacedor es puro un hombre? |
| Si no se fía de sus mismos servidores, y aun a sus ángeles achaca desvarío, |
| ¡cuánto más a los que habitan estas casas de arcilla, ellas mismas hincadas en el polvo!Se les aplasta como a una polilla; |
| de la noche a la mañana quedan pulverizados.Para siempre perecen sin advertirlo nadie; |
| se les arranca la cuerda de su tienda, y mueren privados de sabiduría. |
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