| = Del maestro de coro. De los hijos de Coré. Poema. = |
| Oh Dios, con nuestros propios oídos lo oímos, nos lo contaron nuestros padres, la obra que tú hiciste en sus días, en los días antiguos, |
| y con tu propia mano.Para plantarlos a ellos, expulsaste naciones, para ensancharlos, maltrataste pueblos; |
| no por su espada conquistaron la tierra, ni su brazo les dio la victoria, sino que fueron tu diestra y tu brazo, y la luz de tu rostro, porque los amabas. |
| Tú sólo, oh Rey mío, Dios mío, decidías las victorias de Jacob; |
| por ti nosotros hundíamos a nuestros adversarios, por tu nombre pisábamos a nuestros agresores. |
| No estaba en mi arco mi confianza, ni mi espada me hizo vencedor; |
| que tú nos salvabas de nuestros adversarios, tú cubrías de vergüenza a nuestros enemigos; |
| en Dios todo el día nos gloriábamos, celebrando tu nombre sin cesar. = Pausa. = |
| Y con todo, nos has rechazado y confundido, no sales ya con nuestras tropas, |
| nos haces dar la espalda al adversario, nuestros enemigos saquean a placer. |
| Como ovejas de matadero nos entregas, y en medio de los pueblos nos has desperdigado; |
| vendes tu pueblo sin ventaja, y nada sacas de su precio. |
| De nuestros vecinos nos haces la irrisión, burla y escarnio de nuestros circundantes; |
| mote nos haces entre las naciones, meneo de cabeza entre los pueblos. |
| Todo el día mi ignominia está ante mí, la vergüenza cubre mi semblante, |
| bajo los gritos de insulto y de blasfemia, ante la faz del odio y la venganza. |
| Nos llegó todo esto sin haberte olvidado, sin haber traicionado tu alianza. |
| ¡No habían vuelto atrás nuestros corazones, ni habían dejado nuestros pasos tu sendero, |
| para que tú nos aplastaras en morada de chacales, y nos cubrieras con la sombra de la muerte! |
| Si hubiésemos olvidado el nombre de nuestro Dios o alzado nuestras manos hacia un dios extranjero, |
| ¿no se habría dado cuenta Dios, él, que del corazón conoce los secretos? |
| Pero por ti se nos mata cada día, como ovejas de matadero se nos trata. |
| ¡Despierta ya! ¿Por qué duermes, Señor? ¡Levántate, no rechaces para siempre! |
| ¿Por qué ocultas tu rostro, olvidas nuestra opresión, nuestra miseria? |
| Pues nuestra alma está hundida en el polvo, pegado a la tierra nuestro vientre. |
| ¡Alzate, ven en nuestra ayuda, rescátanos por tu amor! |
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