| Elifaz de Temán tomó la palabra y dijo: |
| ¿Acaso a Dios puede un hombre ser útil? ¡Sólo a sí mismo es útil el sensato! |
| ¿Tiene algún interés Sadday por tu justicia? ¿Gana algo con que seas intachable? |
| ¿Acaso por tu piedad él te corrige y entra en juicio contigo? |
| ¿No será más bien por tu mucha maldad, por tus culpas sin límite? |
| Porque exigías sin razón prendas a tus hermanos, arrancabas a los desnudos sus vestidos, |
| no dabas agua al sediento, al hambriento le negabas el pan; |
| como hombre fuerte que hace suyo el país, y, rostro altivo, se sitúa en él, |
| despachabas a las viudas con las manos vacías y quebrabas los brazos de los huérfanos. |
| Por eso los lazos te aprisionan y te estremece un pavor súbito. |
| La luz se hace tiniebla, y ya no ves, y una masa de agua te sumerge. |
| ¿No está Dios en lo alto de los cielos? ¡Mira la cabeza de las estrellas, qué altas! |
| Y tú has dicho: ¿Qué conoce Dios? ¿Discierne acaso a través del nublado? |
| Un velo opaco son las nubes para él, y anda por el contorno de los cielos. |
| ¿Vas a seguir tú la ruta antigua que anduvieron los hombres perversos? |
| Antes de tiempo fueron aventados, cuando un río arrasó sus cimientos. |
| Los que decían a Dios: ¡Apártate de nosotros! ¿Qué puede hacernos Sadday? |
| Y era él el que colmaba sus casas de ventura, aunque el consejo de los malos seguía lejos de él. |
| Al verlo los justos se recrean, y de ellos hace burla el inocente: |
| ¡Cómo acabó nuestro adversario! ¡el fuego ha devorado su opulencia!. |
| Reconcíliate con él y haz la paz: así tu dicha te será devuelta. |
| Recibe de su boca la enseñanza, pon sus palabras en tu corazón. |
| Si vuelves a Sadday con humildad, si alejas de tu tienda la injusticia, |
| si tiras al polvo el oro, el Ofir a los guijarros del torrente, |
| Sadday se te hará lingotes de oro y plata a montones para ti. |
| Tendrás entonces en Sadday tus delicias y hacia Dios levantarás tu rostro. |
| El escuchará cuando le invoques, y podrás cumplir tus votos. |
| Todo lo que emprendas saldrá bien, y por tus caminos brillará la luz. |
| Porque él abate el orgullo de los grandes, y salva al que baja los ojos. |
| El libra al inocente; si son tus manos puras, serás salvo. |
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