| Jonás, se disgustó mucho por esto y se irritó; |
| y oró a Yahveh diciendo: ¡Ah, Yahveh!, ¿no es esto lo que yo decía cuando estaba todavía en mi tierra? Fue por eso por lo que me apresuré a huir a Tarsis. Porque bien sabía yo que tú eres un Dios clemente y misericordioso, tardo a la cólera y rico en amor, que se arrepiente del mal. |
| Y ahora, Yahveh, te suplico que me quites la vida, porque mejor me es la muerte que la vida. |
| Mas Yahveh dijo: ¿Te parece bien irritarte? |
| Salió Jonás de la ciudad y se sentó al oriente de la ciudad; allí se hizo una cabaña bajo la cual se sentó a la sombra, hasta ver qué sucedía en la ciudad. |
| Entonces Yahveh Dios dispuso una planta de ricino que creciese por encima de Jonás para dar sombra a su cabeza y librarle así de su mal. Jonás se puso muy contento por aquel ricino. |
| Pero al día siguiente, al rayar el alba, Yahveh mandó a un gusano, y el gusano picó al ricino, que se secó. |
| Y al salir el sol, mandó Dios un sofocante viento solano. El sol hirió la cabeza de Jonás, y éste se desvaneció; se deseó la muerte y dijo: ¡Mejor me es la muerte que la vida! |
| Entonces Dios dijo a Jonás: ¿Te parece bien irritarte por ese ricino? Respondió: ¡Sí, me parece bien irritarme hasta la muerte! |
| Y Yahveh dijo: Tu tienes lástima de un ricino por el que nada te fatigaste, que no hiciste tú crecer, que en el término de una noche fue y en el término de una noche feneció. |
| ¿Y no voy a tener lástima yo de Nínive, la gran ciudad, en la que hay más de ciento veinte mil personas que no distinguen su derecha de su izquierda, y una gran cantidad de animales |
| | |