| Proverbios de Salomón, hijo de David, rey de Israel: |
| para aprender sabiduría e instrucción, para entender los discursos profundos, |
| para alcanzar instrucción y perspicacia, - justicia, equidad y rectitud -, |
| para enseñar a los simples la prudencia, a los jóvenes ciencia y reflexión, |
| Que atienda el sabio y crecerá en doctrina, y el inteligente aprenderá a hacer proyectos. |
| para descifrar proverbios y enigmas, los dichos de los sabios y sus adivinanzas. |
| El temor de Yahveh es el principio de la ciencia; los necios desprecian la sabiduría y la instrucción. |
| Escucha, hijo mío, la instrucción de tu padre y no desprecies la lección de tu madre: |
| corona graciosa son para tu cabeza y un collar para tu cuello. |
| Hijo mío, si los pecadores te quieren seducir, no vayas. |
| Si te dicen: ¡Vente con nosotros, estemos al acecho para derramar sangre, apostémonos contra el inocente sin motivo alguno, |
| devorémoslos vivos como el seol, enteros como los que bajan a la fosa!; |
| ¡hallaremos toda clase de riquezas, llenaremos nuestras casas de botín, |
| te tocará tu parte igual que a nosotros, para todos habrá bolsa común!: |
| no te pongas, hijo mío, en camino con ellos, tu pie detén ante su senda, |
| = porque sus pies corren hacia el mal y a derramar sangre se apresuran; = |
| pues es inútil tender la red a los ojos mismos de los pajarillos. |
| Contra su propia sangre están acechando, apostados están contra sus propias vidas. |
| Esa es la senda de todo el que se entrega a la rapiña: ella quita la vida a su propio dueño. |
| La Sabiduría clama por las calles, por las plazas alza su voz, |
| llama en la esquina de las calles concurridas, a la entrada de las puertas de la ciudad pronuncia sus discursos: |
| ¿Hasta cuándo, simples, amaréis vuestra simpleza y arrogantes os gozaréis en la arrogancia y necios tendréis odio a la ciencia? |
| Convertíos por mis reprensiones: voy a derramar mi espíritu para vosotros, os voy a comunicar mis palabras. |
| Ya que os he llamado y no habéis querido, he tendido mi mano y nadie ha prestado atención, |
| habéis despreciado todos mis consejos, no habéis hecho caso de mis reprensiones; |
| también yo me reiré de vuestra desgracia, me burlaré cuando llegue vuestro espanto, |
| cuando llegue, como huracán, vuestro espanto, vuestra desgracia sobrevenga como torbellino, cuando os alcancen la angustia y la tribulación. |
| Entonces me llamarán y no responderé, me buscarán y no me hallarán. |
| Porque tuvieron odio a la ciencia y no eligieron el temor de Yahveh, |
| no hicieron caso de mi consejo, ni admitieron de mí ninguna reprensión; |
| comerán del fruto de su conducta, de sus propios consejos se hartarán. |
| Su propio descarrío matará a los simples, la despreocupación perderá a los insensatos. |
| Pero el que me escucha vivirá seguro, tranquilo, sin temor a la desgracia. |
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