| Ya he entrado en mi huerto, hermana mía, novia; he tomado mi mirra con mi bálsamo, he comido mi miel con mi panal, he bebido mi vino con mi leche. ¡Comed, amigos, bebed, oh queridos, embriagaos! |
| Yo dormía, pero mi corazón velaba. ¡La voz de mi amado que llama!: ¡Ábreme, hermana mía, amiga mía, paloma mía, mi perfecta!Que mi cabeza está cubierta de rocío y mis bucles del relente de la noche. |
| Me he quitado mi túnica, ¿cómo ponérmela de nuevo?He lavado mis pies, ¿cómo volver a mancharlos? |
| ¡Mi amado metió la mano por la hendedura; y por él se estremecieron mis entrañas. |
| Me levanté para abrir a mi amado, y mis manos destilaron mirra, mirra fluida mis dedos, en el pestillo de la cerradura. |
| Abrí a mi amado, pero mi amado se había ido de largo.El alma se me salió a su huida.Le busqué y no le hallé, le llamé, y no me respondió. |
| Me encontraron los centinelas, los que hacen la ronda en la ciudad.Me golpearon, me hirieron, me quitaron de encima mi chal los guardias de las murallas. |
| Yo os conjuro, hijas de Jerusalén, si encontráis a mi amado, ¿qué le habéis de anunciar?Que enferma estoy de amor. |
| ¿Qué distingue a tu amado de los otros, oh la más bella de las mujeres? ¿Qué distingue a tu amado de los otros, para que así nos conjures? |
| Mi amado es fúlgido y rubio, distinguido entre diez mil. |
| Su cabeza es oro, oro puro; sus guedejas, racimos de palmera, negras como el cuervo. |
| Sus ojos como palomas junto a arroyos de agua, bañándose en leche, posadas junto a un estanque. |
| Sus mejillas, eras de balsameras, macizos de perfumes.Sus labios son lirios que destilan mirra fluida. |
| Sus manos, aros de oro, engastados de piedras de Tarsis.Su vientre, de pulido marfil, recubierto de zafiros. |
| Sus piernas, columnas de alabastro, asentadas en basas de oro puro.Su porte es como el Líbano, esbelto cual los cedros. |
| Su paladar, dulcísimo, y todo él, un encanto.Así es mi amado, así mi amigo, hijas de Jerusalén. |
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