| En Iconio, entraron del mismo modo en la sinagoga de los judíos y hablaron de tal manera que gran multitud de judíos y griegos abrazaron la fe. |
| Pero los judíos que no habían creído excitaron y envenenaron los ánimos de los gentiles contra los hermanos. |
| Con todo se detuvieron allí bastante tiempo, hablando con valentía del Señor que les concedía obrar por sus manos señales y prodigios, dando así testimonio de la predicación de su gracia. |
| La gente de la ciudad se dividió: unos a favor de los judíos y otros a favor de los apóstoles. |
| Como se alzasen judíos y gentiles con sus jefes para ultrajarles y apedrearles, |
| al saberlo, huyeron a las ciudades de Licaonia, a Listra y Derbe y sus alrededores. |
| Y allí se pusieron a anunciar la Buena Nueva. |
| Había allí, sentado, un hombre tullido de pies, cojo de nacimiento y que nunca había andado. |
| Este escuchaba a Pablo que hablaba. Pablo fijó en él su mirada y viendo que tenía fe para ser curado, |
| le dijo con fuerte voz: Ponte derecho sobre tus pies. Y él dio un salto y se puso a caminar. |
| La gente, al ver lo que Pablo había hecho, empezó a gritar en licaonio: Los dioses han bajado hasta nosotros en figura de hombres. |
| A Bernabé le llamaban Zeus y a Pablo, Hermes, porque era quien dirigía la palabra. |
| El sacerdote del templo de Zeus que hay a la entrada de la ciudad, trajo toros y guirnaldas delante de las puertas y a una con la gente se disponía a sacrificar. |
| Al oírlo los apóstoles Bernabé y Pablo, rasgaron sus vestidos y se lanzaron en medio de la gente gritando: |
| Amigos, ¿por qué hacéis esto? Nosotros somos también hombres, de igual condición que vosotros, que os predicamos que abandonéis estas cosas vanas y os volváis al Dios vivo que hizo el cielo, la tierra, el mar y cuanto en ellos hay, |
| y que en las generaciones pasadas permitió que todas las naciones siguieran sus propios caminos; |
| si bien no dejó de dar testimonio de sí mismo, derramando bienes, enviándoos desde el cielo lluvias y estaciones fructíferas, llenando vuestros corazones de sustento y alegría... |
| Con estas palabras pudieron impedir a duras penas que la gente les ofreciera un sacrificio. |
| Vinieron entonces de Antioquía e Iconio algunos judíos y, habiendo persuadido a la gente, lapidaron a Pablo y le arrastraron fuera de la ciudad, dándole por muerto. |
| Pero él se levantó y, rodeado de los discípulos, entró en la ciudad. Al día siguiente marchó con Bernabé a Derbe. |
| Habiendo evangelizado aquella ciudad y conseguido bastantes discípulos, se volvieron a Listra, Iconio y Antioquía, |
| confortando los ánimos de los discípulos, exhortándoles a perseverar en la fe y diciéndoles: Es necesario que pasemos por muchas tribulaciones para entrar en el Reino de Dios. |
| Designaron presbíteros en cada Iglesia y después de hacer oración con ayunos, los encomendaron al Señor en quien habían creído. |
| Atravesaron Pisidia y llegaron a Panfilia; |
| predicaron en Perge la Palabra y bajaron a Atalía. |
| Allí se embarcaron para Antioquía, de donde habían partido encomendados a la gracia de Dios para la obra que habían realizado. |
| A su llegada reunieron a la Iglesia y se pusieron a contar todo cuanto Dios había hecho juntamente con ellos y cómo había abierto a los gentiles la puerta de la fe. |
| Y permanecieron no poco tiempo con los discípulos. |
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