| Y a vosotros que estabais muertos en vuestros delitos y pecados, |
| en los cuales vivisteis en otro tiempo según el proceder de este mundo, según el Príncipe del imperio del aire, el Espíritu que actúa en los rebeldes... |
| entre ellos vivíamos también todos nosotros en otro tiempo en medio de las concupiscencias de nuestra carne, siguiendo las apetencias de la carne y de los malos pensamientos, destinados por naturaleza, como los demás, a la Cólera... |
| Pero Dios, rico en misericordia, por el grande amor con que nos amo, |
| estando muertos a causa de nuestros delitos, nos vivificó juntamente con Cristo - por gracia habéis sido salvados - |
| y con él nos resucitó y nos hizo sentar en los cielos en Cristo Jesús, |
| a fin de mostrar en los siglos venideros la sobreabundante riqueza de su gracia, por su bondad para con nosotros en Cristo Jesús. |
| Pues habéis sido salvados por la gracia mediante la fe; y esto no viene de vosotros, sino que es un don de Dios; |
| tampoco viene de las obras, para que nadie se gloríe. |
| En efecto, hechura suya somos: creados en Cristo Jesús, en orden a las buenas obras que de antemano dispuso Dios que practicáramos. |
| Así que, recordad cómo en otro tiempo vosotros, los gentiles según la carne, llamados incircuncisos por la que se llama circuncisión - por una operación practicada en la carne -, |
| estabais a la sazón lejos de Cristo, excluidos de la ciudadanía de Israel y extraños a las alianzas de la Promesa, sin esperanza y sin Dios en el mundo. |
| Mas ahora, en Cristo Jesús, vosotros, los que en otro tiempo estabais lejos, habéis llegado a estar cerca por la sangre de Cristo. |
| Porque él es nuestra paz: el que de los dos pueblos hizo uno, derribando el muro que los separaba, la enemistad, |
| anulando en su carne la Ley de los mandamientos con sus preceptos, para crear en sí mismo, de los dos, un solo Hombre Nuevo, haciendo la paz, |
| y reconciliar con Dios a ambos en un solo Cuerpo, por medio de la cruz, dando en sí mismo muerte a la Enemistad. |
| Vino a anunciar la paz: paz a vosotros que estabais lejos, y paz a los que estaban cerca. |
| Pues por él, unos y otros tenemos libre acceso al Padre en un mismo Espíritu. |
| Así pues, ya no sois extraños ni forasteros, sino conciudadanos de los santos y familiares de Dios, |
| edificados sobre el cimiento de los apóstoles y profetas, siendo la piedra angular Cristo mismo, |
| en quien toda edificación bien trabada se eleva hasta formar un templo santo en el Señor, |
| en quien también vosotros estáis siendo juntamente edificados, hasta ser morada de Dios en el Espíritu. |
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