| = Del maestro de coro. De David. Salmo. = |
| sabes cuándo me siento y cuándo me levanto, mi pensamiento calas desde lejos; |
| esté yo en camino o acostado, tú lo adviertes, familiares te son todas mis sendas. |
| Que no está aún en mi lengua la palabra, y ya tú, Yahveh, la conoces entera; |
| me aprietas por detrás y por delante, y tienes puesta sobre mí tu mano. |
| Ciencia es misteriosa para mí, harto alta, no puedo alcanzarla. |
| ¿A dónde iré yo lejos de tu espíritu, a dónde de tu rostro podré huir? |
| Si hasta los cielos subo, allí estás tú, si en el seol me acuesto, allí te encuentras. |
| Si tomo las alas de la aurora, si voy a parar a lo último del mar, |
| también allí tu mano me conduce, tu diestra me aprehende. |
| Aunque diga: ¡Me cubra al menos la tiniebla, y la noche sea en torno a mí un ceñidor, |
| ni la misma tiniebla es tenebrosa para ti, y la noche es luminosa como el día. |
| Porque tú mis riñones has formado, me has tejido en el vientre de mi madre; |
| yo te doy gracias por tantas maravillas: prodigio soy, prodigios son tus obras.Mi alma conocías cabalmente, |
| y mis huesos no se te ocultaban, cuando era yo formado en lo secreto, tejido en las honduras de la tierra. |
| Mi embrión tus ojos lo veían; en tu libro están inscritos todos los días que han sido señalados, sin que aún exista uno solo de ellos. |
| Mas para mí ¡qué arduos son tus pensamientos, oh, Dios, qué incontable su suma! |
| ¡Son más, si los recuento, que la arena, y al terminar, todavía estoy contigo! |
| ¡Ah, si al impío, oh Dios, mataras, si los hombres sanguinarios se apartaran de mí! |
| Ellos que hablan de ti dolosamente, tus adversarios que se alzan en vano. |
| ¿No odio, Yahveh, a quienes te odian? ¿No me asquean los que se alzan contra ti? |
| Con odio colmado los odio, son para mí enemigos. |
| Sóndame, oh Dios, mi corazón conoce, pruébame, conoce mis desvelos; |
| mira no haya en mí camino de dolor, y llévame por el camino eterno. |
| | |