| Job tomó la palabra y dijo: |
| En verdad, vosotros sois el pueblo, con vosotros la Sabiduría morirá. |
| Yo también sé pensar como vosotros, no os cedo en nada: ¿a quién se le ocultan esas cosas? |
| La irrisión de su amigo, eso soy yo, cuando grito hacia Dios para obtener repuesta. ¡Irrisión es el justo perfecto! |
| ¡Al infortunio, el desprecio! - opinan los dichosos -; ¡un golpe más a quien vacila! |
| Mientras viven en paz las tiendas de los salteadores, en plena seguridad los que irritan a Dios, los que meten a Dios en su puño! |
| Pero interroga a las bestias, que te instruyan, a las aves del cielo, que te informen. |
| Te instruirán los reptiles de la tierra, te enseñarán los peces del mar. |
| Pues entre todos ellos, ¿quién ignora que la mano de Dios ha hecho esto? |
| El, que tiene en su mano el alma de todo ser viviente y el soplo de toda carne de hombre. |
| ¿No es el oído el que aprecia los discursos, como el paladar saborea los manjares? |
| ¿No está entre los ancianos el saber, en los muchos años la inteligencia? |
| Pero con él sabiduría y poder, de él la inteligencia y el consejo. |
| Si él destruye, no se puede edificar; si a alguno encierra, no se puede abrir. |
| Si retiene las aguas, sobreviene sequía, si las suelta, avasallan la tierra. |
| Con él la fuerza y la agudeza; suyos son seducido y seductor. |
| A los consejeros hace él andar descalzos, y entontece a los jueces. |
| Desata la banda de los reyes y les pasa una soga por los lomos. |
| Hace andar descalzos a los sacerdotes y derriba a los que están más firmes. |
| Quita el habla a los más hábiles y a los ancianos arrebata el juicio. |
| Sobre los nobles vierte el menosprecio y suelta la correa de los fuertes. |
| Revela la profundidad de las tinieblas, y saca a la luz la sombra. |
| Levanta a las naciones y luego las destruye, ensancha a los pueblos y luego los suprime. |
| Quita el ánimo a los jefes del país, los hace vagar por desierto sin camino; |
| y andan a tientas en tinieblas, sin luz, se tambalean como un ebrio. |
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