| Por eso, no tienes excusa quienquiera que seas, tú que juzgas, pues juzgando a otros, a ti mismo te condenas, ya que obras esas mismas cosas tú que juzgas, |
| y sabemos que el juicio de Dios es según verdad contra los que obran semejantes cosas. |
| Y ¿te figuras, tú que juzgas a los que cometen tales cosas y las cometes tú mismo, que escaparás al juicio de Dios? |
| O ¿desprecias, tal vez, sus riquezas de bondad, de paciencia y de longanimidad, sin reconocer que esa bondad de Dios te impulsa a la conversión? |
| Por la dureza y la impenitencia de tu corazón vas atesorando contra ti cólera para el día de la cólera y de la revelación del justo juicio de Dios, |
| el cual dará a cada cual según sus obras: |
| a los que, por la perseverancia en el bien busquen gloria, honor e inmortalidad: vida eterna; |
| mas a los rebeldes, indóciles a la verdad y dóciles a la injusticia: cólera e indignación. |
| Tribulación y angustia sobre toda alma humana que obre el mal: del judío primeramente y también del griego; |
| en cambio, gloria, honor y paz a todo el que obre el bien; al judío primeramente y también al griego; |
| que no hay acepción de personas en Dios. |
| Pues cuantos sin ley pecaron, sin ley también perecerán; y cuantos pecaron bajo la ley, por la ley serán juzgados; |
| que no son justos delante de Dios los que oyen la ley, sino los que la cumplen: ésos serán justificados. |
| En efecto, cuando los gentiles, que no tienen ley, cumplen naturalmente las prescripciones de la ley, sin tener ley, para sí mismos son ley; |
| como quienes muestran tener la realidad de esa ley escrita en su corazón, atestiguándolo su conciencia, y los juicios contrapuestos de condenación o alabanza... |
| en el día en que Dios juzgará las acciones secretas de los hombres, según mi Evangelio, por Cristo Jesús. |
| Pero si tú, que te dices judío y descansas en la ley; que te glorías en Dios; |
| que conoces su voluntad; que disciernes lo mejor, amaestrado por la ley, |
| y te jactas de ser guía de ciegos, luz de los que andan en tinieblas, |
| educador de ignorantes, maestro de niños, porque posees en la ley la expresión misma de la ciencia y de la verdad... |
| pues bien, tú que instruyes a los otros ¡a ti mismo no te instruyes! Predicas: ¡no robar!, y ¡robas! |
| Prohíbes el adulterio, y ¡adulteras! Aborreces los ídolos, y ¡saqueas sus templos! |
| Tú que te glorías en la ley, transgrediéndola deshonras a Dios. |
| Porque, como dice la Escritura, el nombre de Dios, por vuestra causa, es blasfemado entre las naciones. |
| Pues la circuncisión, en verdad, es útil si cumples la ley; pero si eres un transgresor de la ley, tu circuncisión se vuelve incircuncisión. |
| Mas si el incircunciso guarda las prescripciones de la ley ¿no se tendrá su incircuncisión como circuncisión? |
| Y el que, siendo físicamente incircunciso, cumple la ley, te juzgará a ti, que con la letra y la circuncisión eres transgresor de la ley. |
| Pues no está en el exterior el ser judío, ni es circuncisión la externa, la de la carne. |
| El verdadero judío lo es en el interior, y la verdadera circuncisión, la del corazón, según el espíritu y no según la letra. Ese es quien recibe de Dios la gloria y no de los hombres. |
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