| Entonces se llegaron todos los jefes de las fuerzas, así como Yojanán, hijo de Caréaj, Azarías, hijo de Hosaías y el pueblo en masa, del chico al grande, |
| y dijeron al profeta Jeremías: Caiga bien nuestra demanda de favor ante ti, y ruega a tu Dios Yahveh por nosotros, por todo este resto, pues hemos quedado pocos de muchos que éramos, como tus ojos están viendo, |
| y que nos indique tu Dios Yahveh el camino por donde hemos de ir y lo que hemos de hacer. |
| Díceles el profeta Jeremías: De acuerdo: ahora mismo me pongo a rogar a vuestro Dios Yahveh como decís, y sea cual fuere la respuesta de Yahveh para vosotros, yo os la declararé sin ocultaros palabra. |
| Y ellos dijeron a Jeremías: Séanos Yahveh testigo veraz y leal, si no obramos conforme a cualquier mensaje que tu Dios Yahveh te envía para nosotros. |
| Sea grata o sea ingrata, nosotros oiremos la voz de nuestro Dios Yahveh a quien te enviamos, por cuanto que bien nos va cuando oímos la voz de nuestro Dios Yahveh. |
| Pues bien, al cabo de diez días fue dirigida la palabra de Yahveh a Jeremías. |
| Este llamó a Yojanán, hijo de Caréaj, a todos los jefes de las fuerzas que había con él y al pueblo todo, del chico al grande, |
| y les dijo: Así dice Yahveh, el Dios de Israel, a quien me habéis enviado en demanda de su favor: |
| Si os quedáis a vivir en esta tierra, yo os edificaré y no os destruiré, os plantaré y no os arrancaré, porque me pesa del mal que os he hecho. |
| No temáis al rey de Babilonia, que tanto os asusta: no temáis nada de él - oráculo de Yahveh - que con vosotros estoy yo para salvaros y libraros de su mano. |
| Haré que se os tenga compasión y él os la tendrá y os devolverá a vuestro suelo. |
| Pero si decís vosotros: No nos quedamos en este país, desoyendo así la voz de vuestro Dios Yahveh, |
| diciendo: No, sino que al país de Egipto iremos, donde no veamos guerra, ni oigamos toque de cuerno, ni tengamos hambre de pan, y allí nos quedaremos; |
| ¡pues bien! en ese caso, oíd la palabra de Yahveh, oh resto de Judá. Así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Si vosotros enderezáis rumbo a Egipto, y entráis como refugiados allí, |
| entonces la espada que teméis os alcanzará allí en Egipto, y el hambre que receláis, allá os irá pisando los talones; y allí, en Egipto mismo, moriréis. |
| Así sucederá que todos los que enderecen rumbo a Egipto como refugiados morirán por la espada, por el hambre y por la peste, y no les quedará superviviente ni evadido del daño que yo traiga sobre ellos. |
| Porque así dice Yahveh Sebaot, el Dios de Israel: Como se vertió mi ira y mi cólera sobre los habitantes de Jerusalén, así se verterá mi cólera contra vosotros como entréis en Egipto, y seréis tema de imprecación y asombro, de maldición y oprobio, y no veréis más este lugar. |
| Ha dicho Yahveh respecto a vosotros, resto de Judá: No entréis en Egipto. Podéis estar seguros que os lo he avisado hoy, |
| que os estáis engañando a vosotros mismos, pues que vosotros me habéis enviado a vuestro Dios Yahveh diciendo: Ruega por nosotros a nuestro Dios Yahveh, y cuanto diga nuestro Dios Yahveh nos lo declaras, que lo haremos. |
| Yo os lo he declarado hoy, pero no hacéis caso de vuestro Dios Yahveh en nada de cuanto me ha enviado a deciros. |
| Ahora, pues, podéis estar seguros de que por la espada, el hambre y la peste moriréis en aquel lugar adonde deseáis refugiaros. |
| | |