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Cuando era pequeño, muy pequeño,
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recuerdo que siempre junto a mi cama
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juntaba las manos y de prisa rezaba;
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A mas rezaba como quien amaba.
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Las avemarías yo rezaba y siempre comía
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unas palabras. Y a veces cansado me
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quedaba dormido, más dormía como
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A quien amaba.
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Ave María de mi Señor el tiempo pasa,
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no vuelve atrás; siento nostalgía de aquellos días
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cuando dormía pensando en ti:
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Ave María madre de Dios,
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Ave María, madre de Dios.
Después fui creciendo, fui creciendo y
eché en el olvido mis oraciones.
Llegaba a mi casa disgustado y
cansado y de hablarte nuna me acordaba
Anduve dudando, hoy recuerdo de cosas divinas
que me enseñaban: en mi estaba muerto aquél
niño inocente, mis caminos de ti se alejaban
Tu amor es muy grande, no se acaba;
la madre no olvida al que se marcha.
Hoy llego a mi casa disgustado y cansado,
pero rezo como ayer rezaba.
Las mismas palabras que ahora rezo,
a veces olvido y hasta me duermo;
no importa dormirse sin rezar lo debido,
pues está mi corazón contigo. |